lunes, octubre 10, 2005

Me ponga cuarto y mitá de papeletas porfavó

Siempre tenemos esa sensación de que el mundo, a base de simple y pura mala leche, se confabula contra nosotros cada vez que algo perturba nuestra vida. ¿Que te has quedado sin poder ir de viaje a Italia? Tu compañero de trabajo llega con una camiseta clavaíta a la de los gondoleros venecianos, coges un taxi y el conductor te deleita con los grandes éxitos de la canción italiana, vas al super y ¡zas! oferta de panetones y pizzas. ¿Quieres tener un hijo y estás tardando en conseguirlo? Tu mejor amiga te anuncia que está de dos meses (y de un solo descuido, toma ya) tu cuñá lo anuncia en la siguiente comida familiar, la calle (de repente) se llena de críos y bombos, un compañero entra con su cachorro en brazos y una sonrisa de oreja o oreja, dispuesto a que todos ajó ajó ayyyyy qué cosa más bonitaaaa déjamelo qué tiempo tiene es bueno come bien y las cacotas. Y tú deseas que exista la justicia divina, y el crío de marras acabe potándole la camiseta (jis jis jis). Pero no, la justicia divina hace que, por ser mala, tires el café encima del archivador con el que estás trabajando. Curiosamente, la mancha de café es una representación casi perfecta de la forma de un bebé sobre la bota de Italia (sigh).

Yo ahora me he empeñado en coger el transporte público. Hasta ahí, bien. El principal motivo, ahorrar algo. Sólo con el abonoglogló ya gastaría 150 € menos al mes, lo cual es un avance. Justo al día siguiente leo en el Qué!



Bueno, no sé yo si eso estará bien. Al menos a ver si pierdo peso. Noticia aparecida en El País el domingo 9 de octubre:



Vale, tengo todas las papeletas para el sorteo.
Y aquí es cuando yo me planteo que si encima de levantarme una hora antes y no ahorrar dinero también estoy expuesta a que el primer chalao con el que me cruce me arroje a la vía al grito de "ahí va la gorda" (eso de "gordita" no se lo cree ni el que ha escrito la noticia) pues me bajo a comprar una caja de cerillas, agarro el abonoglogló y...