lunes, septiembre 26, 2005

Pos va a ser que no

Hoy estoy cansada, aburrida, harta. Cansada de vivir conmigo misma, aburrida de luchar conmigo misma, harta de mí misma.

Y es ahora que tomo conciencia de que debo hacer grandes cambios. Y la impaciencia llama dándome golpecitos en la cabeza (con lo que me jode eso, tú).

Y me debato entre "siempre la misma estúpida" y "venga, arriba, a trabajar para lograr lo que quieres". Así es que, a ratos, soy incapaz de pulsar una tecla. Y otras veces hago planes atropelladamente. Otras, simplemente, agarro a mi complementario, que se queda mirándome con cara de pero-qué-le-ha-dao-ahora-a-la-loca-esta, porque su calor es un bálsamo.

No hablaré de lo de la Santa Paciencia y siento que nadie haya dedicado un momento siquiera a preguntarse de qué iba la película. No merece la pena. Esta es la parte de "siempre la misma estúpida" que quiero borrar.

A ver cuándo aprendo a... a lo que sea.

He pensado en tomarme un descanso y colgar un cartel de "paréntesis por vacío de cocorota", pero en una de estas subidas de "venga, arriba" soy capaz de colgar dos post en una noche. Y en un arranque de siempre-la-misma-etc me digo que a quien carajos le importa de todos modos.

Volveré mañana, o pasado.... el otro... en una semana o dentro de un rato. Si lo supiera, este post sería más fácil.

viernes, septiembre 23, 2005

Accidente (Versión Agridulce con Vals Triste)



Atasco al salir de Madrid. 8:30 a.m. Por fin, la carretera y... ah... más atasco. Frustración. Los paneles hablan con bonitos jeroglíficos tamaño bolsillo no de uno, sino de dos coches en el arcén. Paciencia es mi segundo nombre, como dicen las películas norteamericanas
bien traducidas. Avanzamos en procesión. Mierda, voy a llegar tarde (otra vez). Y me imagino la cara de circunstancias de mi jefa. A lo lejos, luces naranja.

Lento baile de caracoles, esto es una tortura interminable. Y aún no he llegado ni a la mitad del camino. Un poco más adelante y me doy cuenta de que no hay ningún obstáculo en la carretera. La gente es tan gansa que, simplemente, aminora para ver mejor qué ocurre. Nada más pasar junto a los vehículos (cuidadosamente colocados en el arcén) meto tercera ¡por fin! y cada vez está todo más despejado. Ay que joderse. En fin. Cuarta... y con lo tarde que voy.... seguro que el pelota de R. ya está allí lamiéndole el culo a la jefa. Cagonsanpeo. Quinta... Y es que no puede ser. Mañana me levanto más temprano... joder con el idiota del mercedes, quítate ya, hijoputa... ahí... eso... pa ir a 100 te vas al carril de en medio por lo menos, tontoloscojones. Acelerador a fondo. Y la de curro que tengo allí.... y.... ¡ostia! ¡maldita curva! Joder, qué susto. El corazón me late como el de un perro pequeño y decido que le pueden ir dando a la jefa, al pelota y a todo lo que no sea no hacer el loco.

Uffff... pero qué es eso? Luces de posición. Frenada general. Bueno, ahora ya sí que no llego. Y otra vez el lento baile de caracoles... pero qué digo baile.... si los caracoles están momificados, si aquí no se mueve ni dios. Al menos tengo música. Pero... pero... ¿también se me va a escacharrar ahora la radio? Joder, ya es mala suerte. En cualquier emisora se oye el mismo sonido ronco, como el fondo vibrante de un órgano. La procesión continúa, habrá que mirar el paisaje.

Y me doy cuenta de que, probablemente, la causa del parón sea la niebla.

Primero a jirones, luego como algodón. Dios, ya sólo me falta ser abducida por los marcianos o aparecer en Alemania, como le hicieron creer a la de los culebrones esa. Me tranquilizo. Pero qué hermosa niebla, es rosada y, a ratos, celeste. Seguro que huele bien. Abro la ventana y una humedad dorada inunda mi visión. Aspiro profundamente. Todo está quieto, no se ve nada. El sonido de órgano parece provenir de todas partes al mismo tiempo. Bajo del coche y camino hacia adelante, entre los demás vehículos. Con tanta niebla no puedo distinguir a los que están dentro. Pobres, se pierden esta experiencia. Es tan bonito.

Más niebla ¿dónde están los coches? Espacio libre. Una bruma rosada, a lo lejos. Sigo caminando, mi cuerpo húmedo, mi sonrisa relajada. Puede que esté loca, pero qué me importa si lo estoy disfrutando. Y ahora, sobre el murmullo de órgano, voces. Vuelven los jirones, veo gente a lo lejos. Se ve que más de uno ha decidido pasar del coche y caminar. Bah... si todos están parados y la mitad estamos fuera ¿qué más da? Cuando lo cuente en el curro no se lo van a creer. Mejor llamo y digo que no me siento bien, qué narices. Me he dejado el móvil en el coche, luego llamaré.

La gente está de pie en grupos, rien y hablan. Alguien me saluda de lejos, tengo las gafas empañadas. Ni idea de quién es, me resulta familiar. No... no puede ser... ¡guau! ¡guau! ¡guau! Mi perro viene corriendo hacia mí como los locos. Me agacho y abro los brazos para recibirlo. Salta y me lame las mejillas, yo hundo la cara en su pelo negro, lo llamo con voz entrecortada, lo lleno de besos. Hace 17 años que no lo veía. Y empapando sus rizos de lágrimas comprendo que, quizás, no debería haber tomado esa curva tan rápido...

miércoles, septiembre 21, 2005

Accidente (Versión Furia)



Atasco al salir de Madrid. 8:30 a.m. Por fin, la carretera y... ah... más atasco. Frustración. Los paneles hablan con bonitos jeroglíficos tamaño bolsillo no de uno, sino de dos coches en el arcén. Paciencia es mi segundo nombre, como dicen las películas norteamericanas bien traducidas. Avanzamos en procesión. Mierda, voy a llegar tarde (otra vez). Y me imagino la cara de circunstancias de mi jefa. A lo lejos, luces naranja.

Un coche amarillo con pegatinas de "Bad Boy" y un diablillo de felpa rojo con el logo "soy mu malo" intenta zigzaguear entre los otros, acelerando, frenando, soltando improperios, pitidos... va a provocar otro accidente. Tengo que pegar un frenazo por su culpa. Maldito imbécil.

Lento baile de caracoles. Un poco más adelante y me doy cuenta de que no hay ningún obstáculo en la carretera. La gente es tan gansa que, simplemente, aminora para ver mejor qué ocurre. Siento la furia subir recorriéndome desde las plantas de los pies. Paro en seco, me bajo y empiezo a andar lentamente entre los coches.

La gente me mira alucinada. Pitan, hacen señas llevándose las manos a la cabeza, un dedo al ojo, otro a la sien. Casi ciega de la rabia, sigo caminando con los puños apretados. El sol del Este acuchilla los iris hasta que logro acostumbrarme. Empiezo a fijarme en lo que está ocurriendo alrededor. Casi he llegado al lugar del accidente. Los vehículos que se van acercando bajan las ventanillas. De ellas asoman brazos que sostiene algo en la mano. Creo que son trozos de pan, para mojar en la sangre, si la hubiera.

Ya estoy allí. Pero no hay heridos, no hay nada que impida el tráfico fluido. Nada. Una grúa y los dos coches tamaño natural están en el arcén, sin estorbar. Hay un imbécil prácticamente parado con los ojos saliéndosele de las órbitas, las aletas de la nariz dilatadas, el cuello vuelto hacia el lugar. Miro su cara de imbécil ávida y ridícula. Reconozco el amarillo, el cartel, el diablo. Reconozco AL imbécil. Una nueva oleada de rabia acaba por poseerme. De dos zancadas y no sin mucho esfuerzo (malditos kilos) me encaramo a su coche. Casi puedo oler su cabreo y ese ademán de salir hecho una fiera, cuando se queda como de piedra en mis ojos inyectados.

Acerco la cara al parabrisas tanto que casi podría atraversalo y le grito: ¡QUÉ! ¡QUÉ ESTÁS HACIENDO, GRANDÍSIMO GILIPOLLAS! ¡ERES IMBÉCIL O QUÉ! Y sigo gritando, y gritando. No puedo decir qué grito, ni yo misma puedo entenderlo, ni yo misma lo sé.

Acto seguido salto repetidas veces sobre su bonito amarillo capó y el amarillo techo del coche. Ya no hay palabras inteligibles, ahora es un puro grito animal. Salto, salto, salto, pateo, machaco hasta que me duelen los pies, los puños, la garganta.

Entonces miro hacia el cielo, levanto los brazos y suelto un alarido que está a punto de partirme el pecho.

El silencio es absoluto.

Bajo la mirada y tomo consciencia de mí misma. Todos están petrificados, asustados. Tantos como son y son unos cobardes. A esta hora la carretera debería ser un zumbido de tránsito, y es un manto espeso de vacío. Sólo se oye el roce de las hojas con el viento.

Me bajo del coche. Hago una reverencia y camino con la cabeza bien alta hacia mi automóvil. Me arden los puños, las piernas, los brazos, pero ya no me arde el corazón.

A lo lejos, oigo cómo estallan los aplausos.

lunes, septiembre 19, 2005

Santa Paciencia



Vaya por delante que no creo en los presentimientos, pero sí en la intuición entendida como la capacidad de interpretar y llegar a conclusiones tras captar consciente e inconscientemente una serie de hechos o factores.

Bueno, pues tengo un presentimiento, mi intuición me indica algo. Y una mezcla entre estúpida superstición irracional y temor de quedar como una obsesa patética, sólo me permiten el desahogo de decir que maldita espera. En plena cuenta atrás, intento no pensar en el 28 de septiembre.

Plus plis plas, ese día más.

miércoles, septiembre 14, 2005

Espinita +n

Lo que empezó "a ver qué sale" se ha acabado conviertiendo en un acerico al que voy clavando las espinitas que voy quitándome del alma. Así es que voy a seguir con mi particular rueda de crucificciones personales.

En capítulos anteriores ya hemos visto las siguientes figuras:

  • los golpeadores de pecho

  • lo solidarios demagogos

  • los tocadores de señoras

  • las víctimas de este mundo injustísísímo y malvado

  • los orgullosos de mantener limpia su mente (de conocimiento y cultura)

El tema de hoy, queridos contertulios es:

El envidioso



El envidioso es siempre alguien cercano: un amigo, un cuñado... Se excluyen de esta categoría los envidiosos buenos, es decir, aquellos que desearían lo que tú tienes pero que se alegran inmensamente por ti.

Los malos tienen, a su vez, dos subtipos:

  1. el malo inofensivo. Ante algo bueno para ti, a éste se le cambia la cara y no dice ni pío, o bien, si te felicita, lo hace con el mismo entusiasmo y pose con los que agradecería que le metiesen un palo por el culo.


  2. el malo venenoso. Este disimula, sonríe, te felicita y, cuando tienes la guardia bajada, te suelta: "uf, sí, mucho coche, mucho coche, pero si era un demo tendrá la caja de cambios destrozada" o "sí, el baño es muy grande pero ¡qué mal distribuido!". ¿Hace falta decir que estos dos ejemplos son reales y que fueron protagonizados por, respectivamente:
    • alguien con carné reciente pero sin pelas que se moría por tener coche

    • alguien que vive en un piso enano con un baño enano?

Fue este segundo caso el que más me afectó a título personal. No porque fuese mi baño (ojalá) sino precisamente porque era el de un buen amigo, y nos lo enseñaba con los ojos hinchaditos de ilusión, su casita recién comprada, hipotecado hasta las cejas pero feliz. Justo cuando pensaba lo genial que sería tener algo así en vez de mi piso enano y mi baño enano, la tercera persona en discordia me susurró al oído en cuanto mi amigo salió de la habitación: "sí, el baño es muy grande pero...".


lunes, septiembre 12, 2005

Dios, pero qué feo es el universo



¿No habéis tenido un día de estos en los que, de pronto, parece que véis por primera vez a las personas tal como son?

Voy por la calle y... dios... pero qué nariz tiene esa. Joé que cara de cerdo tiene aquel. Madre mía, antes de tener esos pelos de rata, yo iría rapada. Ostia qué tía más fea, qué grima da. Menuda cara de imbécil que tiene aquel julai. Pero... pero... ¡coño! ¡qué feo es todo el mundo!

Ante este descubrimiento que me cae encima como una losa, enmudezco mentalmente, dejo de mirar a la gente a la cara, sigo caminando hacia casa y, al subirme en el ascensor, intento no mirar hacia los espejos, no vaya a ser que se cumplan mis peores sospechas.

domingo, septiembre 11, 2005

Parad el barco que me bajo... coño... ¡tivurones! ¡y además con "v"!



Pero qué triste es estar con los compañeros de trabajo, juntarnos diez, nombrar a Andy Warhol y que se haga el silencio. ¿¿¿Quién??? ¿y ese quién es? ¿y qué canta?

Qué triste es que mi compañero de atrás no entienda una dirección porque seguro que es inventada y llame a quien le ha dado la información para preguntarle si "PI" es "Polígono Industrial" (Nota aclaratoria: se trataba de la calle Francisco Pi i Margall).

Qué triste esa cara de incredulidad y pena cuando dices que no has visto una sola gala de Operación Triunfo, que te la pelan los grandes hermanos y que te importa un carajo quién se ha acostado con quién entre la manga de prostitutas zorras mentirosas, chulos y barriobajeros que pueblan los programas del ¿corazón? Yo diría de vísceras, pero bueno.

Qué triste que alguien te diga que no se dedica a tonterías como leer libros porque lo que de verdad le interesa es la información viva y veraz, no que le cuenten historias (y lo dice dándole golpecitos con el dedo a un ejemplar de Muy Interesante mientra levanta las cejas y te mira así, de lado). Ah, perdón, la palabra "veraz" es un añadido por mi parte, la persona de la que hablo ni siquiera sabría en qué contexto usarla. Y bueno, al menos es un consuelo que tuviese en la mano el Muy y no el Más Allá o alguna mierda parecida.

Pero cómo puede haber gente a la que no le suena Nabokov, ni La naranja mecánica, ni The Mamas & the Papas, ni Peter Sellers, ni Nosferatu, ni Metrópolis, ni Blondie, ni Asimov, ni... ni... PERO POR FAVOR ¿dónde han estado toda su vida, metidos en un pozo con una piedra encima, como la muerta de The Ring?



Lo que me sorprende no es que no les suene o no sepan quién es este o aquél, yo también ignoro un montón de cosas, todos lo hacemos. Lo que de verdad me toca las narices es ese orgullo incomprensible del que hacen gala. A ver si lo he entendido. Tú, por ejemplo, el que dices con una sonrisita de qué-listo-soy que es una pérdida de tiempo y una estupidez leer ¿por qué me criticas porque yo sí leo? ¿Acaso yo te llamo "pedazo de borrico inculto y retrasado"? ¿A que no? Pues como le dijo el paciente al dentista mientras lo agarraba por los cataplines: "no nos vamos a hacer daño, verdad?" Qué malo es el complejo de inferioridad, en serio.

A algunos nos da verguenza no saber de tantos temas que ignoramos, y otros no sólo no se conforman con presumir de lo inútil de la cultura o el conocimiento general, sino que desprecian con grandes aspavientos a los que saben algo más que ellos. Que quede claro el concepto de "no están maduras": no saben porque no quieren, no porque sean unos mulos incapaces de alcanzar el "grado de especialización" (grado al alcance de cualquier escolar de 6 años) que implica la lectura comprensiva.

Como he dicho y no me cansaré de repetir: esto se va al carajo y yo voy de cabeza.

Adictos a la lujuria



Adoro a Tim Burton sin remedio. He visto mil veces Pesadilla antes de Navidad y eso sólo contando la versión en español, estoy intentando hacerme con todas sus películas, tengo casi toda la colección de Tragic Toys salidos de La melancólica muerte de Chico Ostra, etc. Amo a ese tío.

Y no me gustó El Planeta de los Simios (el final fue realmente un ultraje, una broma de mal gusto, al largometraje original). Pero qué maravilla coger un librillo de lo más insulso y transformarlo en Big Fish. Qué mala leche reconcentrada esos marcianos que, tras soltar un lagrimón, emocionados por el discurso del presidente de los EEUU (léase a lo Urdaci) lo dejan clavado, literalmente, con la bandera de su nación en el pecho (chapó). Qué ridículas somos las personas.




Y no es que Helenita Boham-Carter sea santo de mi devoción ni Juanito Depp mi ídolo (mmm aunque mola ese look gótico de cera y labios casi violeta) pero... ah, Tim Burton. Su sentido del humor negro negrísimo, su estética amarga y fascinante, su risa en las narices de la gente... Dios, esos muñecos tipo cortilandia-cortilandia-vamos-todos-a-cantar repelentes y edulcorados coreando "Willy Wonka, Willy Wonka..." que acaban ardiendo y voceando cual demonio carabanchelero salido de El día de la bestia. Creo que esa escena habrá hecho que a más de uno se le salten las lágrimas al ver su sueño hecho realidad: los malditos muñecos cortingleros que tanta grima dan y que debieron construirse allá por cuando Franco era corneta, de cabeza al infierno.



Acabo de llegar del cine, claro. Y como para gustos, los colores, pues vengo flipada. Y la puñetera película me ha dejado un ansia de chocolate que estoy que no vivo. El complementario dice que él no baja a los chinos y me remite a una tal Rita. A mí me puede la pereza pero ¡dios, mataría por una tableta de chocolate Wonka!

Ya lo dice el sabio Willy Wonka: el chocolate genera endorfinas, lo cual produce una sensación muy parecida al enamoramiento. Va a ser eso, lo que ya sospechaba: soy adicta al placer, y a Tim Burton.



Ay esos Parálisis Permanente...

jueves, septiembre 08, 2005

Déjà vu



Esta mañana he salido del portal y así, de repente, estabas ahí fuera esperándome, todo pelo de punta y negro, todo aftershave y animal. Sonríes, triste. Un escalofrío me recorre la espalda. Es el mismo soplo de aire helado que me anunció el infierno sin ti el que ahora vuelve para traerme los ecos de mi alma al quebrarse en mil añicos, el dolor rojo de las manos tratando de aguantar los cristales del corazón. El tiempo se ha detenido, ha dado un salto y ha vuelto a latir, como si nada. Y yo sigo caminando, te dejo en el recuadrito de la ventana del autobús para siempre, hacia el invierno sin ti.
Sonreías, triste, pero no puedo recordar tu nombre.

martes, septiembre 06, 2005

El Desprecio



En los binomios como "la Náusea" o "la Rabia", el artículo singulariza, magnifica, individualiza. Es el sentimiento al máximo, es el límite fuera de control o muy cerca. A los binomios yo les pongo correas de cuero y ellos se agitan como posesos, siempre con las argollas tirantes a punto de saltar. Sobre todo el Desprecio. El Desprecio que a veces rezuma por toda la superficie de mi piel de un modo tan tangible que tengo que agarrarme las manos, rechinar los dientes y clavarme las uñas para apretar las correas.

domingo, septiembre 04, 2005

Los Odios II

Parte I: la evolución del pensamiento: Maniqueísmo vs. Realidad

Es curioso cómo con la edad va cambiando nuestro punto de vista de las cosas. Normalmente hay una evolución del pensamiento y del entendimiento. Normalmente. Porque aún más curioso me parece tener una visión o moverte en un marco conceptual y descartarlos para volver a ellos pasados los años.

Me refiero, en concreto, a la visión maniquea de las personas. Recuerdo que cierto profesor de literatura nos avisaba contra los malos relatos y novelas en los que los buenos eran muy buenos (a la par que guapos, listos, afortunados y, en muchos casos, rubios con ojos azules) y los malos muy malos (además de sucios, morenos de piel y de pelo, con cicatrices, tontos, torpes, etc).



[Otro caso aparte es el manifiesto y ridículo maniqueísmo de las películas americanas, donde todos los malos son hispanos o morenos, etc. (Ese Scar de El Rey León, de negra melena ¿por casualidad? Puede. Esas hienas que, en fin... no me extiendo) Bonita tendencia a generalizar sin conocimiento de causa que aquí se ve representada a bombo y platillo por esos queridísimos personajes de chacha andaluza inculta, burra como ella sola aunque con un corazón de oro. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión]

El caso es que cuando somos pequeños todo tiene una explicación muy fácil. Las cosas son blancas o negras, los buenos son buenos porque lo son, los malos son malos porque tiene mal corazón. Y ese es el misterio de la vida.



Y luego vas creciendo y vas llenando tu mente de "bueno es que..." y de "pero...", es decir, de excusas. Las cosas ya no son blancas o negras, hay matices.



Y entonces es cuando te empiezan a llover las piedras. BONK! "Bueno es que habrá sido sin querer". BONK! "Pero ha sido sin mala intención". BONK! "Bueno es que en realidad ha sufrido mucho en la vida". BONK!

Venga ya, hombre, hasta cuándo. Y vas volviendo a tus ideas infantiles. Y te das cuenta de que habrá muchos matices de grises y de que las piedras tendrán su razonamiento oculto pero ¡joder, que duelen!. Y te das cuenta de que la visión de los niños, si bien más simple que el mecanismo de un chupete, es una descripción más que ajustada a la realidad.

Y ya me he cansado de justificar a los demás. Saber sus razones no les da derecho a golpear. No señor.


Parte II: Mi propio vampiro psíquico

Tampoco tienen derecho a ir de víctimas (somos TAN tontos que nos dejamos chantajear emocionalmente en cuanto nos descuidamos). Esos que creen que el mundo está en su contra y que se defienden de fantasmas que no existen no me dan ninguna pena. Porque son desgraciados PORQUE QUIEREN, porque les compensa dar lástima y golpear con más fuerza. Porque son unos putos paranóicos que viven de amargarle la vida a los demás ya que no pueden disfrutar de NADA de lo que tienen y (dudo si conscientemente o no) no quieren que nadie disfrute tampoco. No, esa gente no me da NINGUNA pena. Y me da igual si sus razones son gris marengo o gris perla. SON MALAS PERSONAS Y TIENEN MAL CORAZÓN.



Tengo radar para este tipo de gente y no bien la he detectado salgo corriendo en dirección opuesta. No se puede luchar contra ellos. Si les haces caso, te echarán en cara sutilmente que tú sí que eres una persona con suerte, no como ellos. De modo que te sientes mal si te toca algo en un sorteo (aunque sea un puto lápiz), si el jefe te dice que has manejado bien la situación, si alguien te dice que hoy tienes buen aspecto, etc. Si tienes un detalle con otra persona, se quejarán de que a ellos nunca nadie les hace caso. Etc. Son auténticos expertos en deformar la realidad para aparecer siempre como carneros degollados.

Pero lo peor... Lo peor es tener que aguantarlos por imposición sin poder huir y que el resto del universo se deje engañar. Y si les contestas como se merecen, todos te mirarán como si fueras un monstruo y alimentarás su desgracia, haciendo que sus ojitos se agranden por la pena.

Postdata muy personal: Definitivamente, en cuanto tenga la oportunidad, dejo este puñetero trabajo que me está amargando la vida.

sábado, septiembre 03, 2005

Yo no soy racista, qué solidario que soy

Mirror, mirror (Laurie Lipton)

Qué fácil es llenarse la boca diciendo "yo no soy racista (o xenófobo, que ahora levantas una baldosa y te saltan al cuello dos eufemismos de señorito que se la coge con pinzas)" cuando la persona más cercana que tienes de otro país es un sueco que lleva viviendo en tu bloque desde antes de que nacieras.

Lo difícil es sentirlo cuando vives en un barrio que ves deteriorarse por según qué tipo de nuevos habitantes.

¿Soy racista yo? Pues depende del significado que le asignes a esa palabra. Yo no creo que haya gente superior o inferior por motivos de sexo, raza o religión. Tontos y malos los hay en todas partes. No creo que haya gente más inteligente, más guapa o con mejores sentimientos porque haya nacido en un país o tenga unos rasgos físicos determinados. Sí creo en la educación y en el entorno.

Si has sido educado en un contexto en el que está bien visto hablar en voz bastante alta por la calle, es la norma de tu entorno, no hay problema. Ahora, si sales de él y te vienes al mío y vas dando gritos por la calle a las 2 de la madrugada, pues va a ser que sí, que soy racista, fíjate.

Pero entiéndeme, no es porque seas de tal o cual país, ni porque vistas así o asao, ni porque tu piel sea un tono más claro o más oscuro que la mía. Es porque, viendo las normas de convivencia de un lugar distinto, no haces el más mínimo esfuerzo por entenderlo. Simplemente vienes, te apoltronas y a mamar de la teta del estado. Sigue entendiéndome, comprendo tu necesidad, mi generación nació en gran parte en otros países o provincias de este país. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es que formes guetos, que te pilles unas cogorzas impresionantes y te dediques a destrozar el mobiliario urbano mientras gritas que vas a matar al perro que te robó la novia, etc.

Y esto me jode mucho. Y esto nos jode mucho. A mí, a los que les das argumentos para que desprecien a todos los que vienen de donde tú metiendo en el saco a los que se matan a trabajar honradamente por sacar adelante a su familia, a tus propios paisanos por la razón anteriormente expuesta, etc. Y me jodería igual si el que me impidiera dormir se hubiese criado conmigo desde chiquito o tuviera mi misma sangre.

Conclusión: no me toquéis las narices llamándome racista, solidarios de pacotilla, artistuchos que váis para haceros la foto y dar palmaditas en la espalda pero que no convivís con ellos, niños pijos que os ponéis los pantalones caídos y rotos para ser guays y que vivís en urbanizaciones privadas con chacha (de otro país, por supuesto, aunque sin apuntar a la seguridad social) y vigilante en la verja. Lo que soy es una persona normal que madruga como el que más para matarme a currar y a la que no le gusta que la despierten a gritos a las 2 de la madrugada.

A ver, y que lo de los gritos es un ejemplo. Que podría decir lo mismo de tu música a toda ostia, de tu informalidad para la mayoría de las cosas, de tu desinterés no ya por integrarte (me parece perfecto que estés orgulloso de tu identidad) sino por adaptarte, etc.

Y todo esto me está dando miedo... más por ti que por mí.

jueves, septiembre 01, 2005

Borde yo? A que te parto la cara, gilipollas


¿Y este empeño de la gente en hablarme? No sé si con el tiempo me estoy volviendo cada vez más vaga, más borde o una mezcla de las dos cosas. A lo mejor es consecuencia del ritmo de vida que llevo. Para UNA HORA que puedo estar SOLA, pensando en mis cosas, navegando por internet, leyendo un libro, rascándome la cabeza, yo qué sé, pero SOLA... siempre hay un buen samaritano que me ve, se acerca y... "qué ¿no comes?". Pues no, lumbreras ¿no ves que estoy aquí delante del pc?

Y lo poco originales que somos, a todos se nos ocurren los mismos tópicos. Somos tan previsibles que damos asco.


Tópico namba uan

  • - Qué ¿no te vas de vacaciones?

  • - No, prefiero quedarme en agosto

  • - ¿Y eso? [asombro y pena] Ah, para irte luego, más tranquila...

  • - Sí, pero no me voy a ninguna parte.

  • - ¿¿Te quedas en Madrid?? ¿Por qué? [¿pero está loca o qué?]

  • - Porque me apetece, claro. PUES PORQUE NO TENGO DINERO JODER y porque me encanta poder disfrutar de las calles vacías, de los sitios para aparcar, de los restaurantes en silencio [que-te-calles-ya]

Tópico namba chú

  • - Uiiish... jejeje... qué blanquita estás. A ver si tomamos más el sol [frase favorita de cualquier imbécil que acaba de llegar de vacaciones o, en su defecto, de cualquier compañero que se ha quedado en la oficina mientras tú estás de vacaciones)

  • - Claro, es evidente que no lo tomo PORQUE NO QUIERO. Y no porque no sea plan de pagarme entrar a una piscina a diario, ni porque no tenga un piso en una urbanización con piscina o porque no pueda irme a la playa, ni porque salga de mi casa a las 8 de la mañana y vuelva a las 9 de la ¿tarde/noche? de modo que no veo el sol. No, parezco un pescado hervido porque me va el look gótico. [Y a todo esto, qué pasa si me va el rollo gótico (que resulta que sí me va) o si no me gusta freirme bajo el sol para parecer un pellejo de cuero como van la mitad de las pijas de mi oficina. Por qué narices tengo yo que dar explicaciones y a ti qué te importa si estoy blanca, amarilla o tengo la cara a rayas azules y verdes]

Y como no hay chu sin zri:

  • - Qué ¿no te vas a tu pueblo?

  • - Vamos a ver: ME REVIENTA que a cualquier ciudad que no sea MADRIZ la llames "pueblo" tú que precisamente no eres de MADRIZ ni de cerca, o te crees que lo eres cuando te han cagado soltado aquí por pura casualidad y toda tu familia es andaluza, extremeña, gallega, aragonesa o del Polo Norte. Un pueblo es un pueblo, una ciudad una ciudad, una aldea es una aldea, una villa una villa. En ningún sitio que yo sepa se le llama villa a una aldea, ciudad a una aldea o PUEBLO A UNA CIUDAD. No es ni bueno ni malo ni mejor ni peor, es que no es. Y como tanto os gusta decir por aquí: PUNTO PELOTA.

Etc etc

Y así un día... y otro...