viernes, diciembre 09, 2005

Chispazos de autocompasión con fondo de margaritas



En una calle donde el sol te aprieta la garganta y no eres capaz de hablar. Porque las vibraciones de música te hacen temblar de arriba a abajo, pero no puedes verla.

¿Y a estas horas dónde encuentras unas tijeras de podar para atravesar el laberinto abriéndote paso por los setos?

Pasa el conejo blanco con su reloj de bolsillo, guiña los ojos y enciende sobre su cabecita peluda un neón que dice "reservado el derecho de admisión". Pero tú sabes que los conejos no llevan relojes, ni tampoco bolsillos.

Será cuestión de agarrarse bien al borde. Sería realmente tonto ahogarse en una taza de café.