The world is changed because you are made of ivory and gold. The curves of your lips rewrite history. Citado en Velvet Goldmine.
El otro día fui a ver Match Point resignada, por obligación moral (no, no me gusta Woody Allen, apedreadme, aquí aquí, en la frente), por salir de casa, por el costillo y por la promesa de unas cañas posteriores.
Y me encuentro con esto...
Y me despierta el gusanillo de la adolescente enamoradiza.
Y entreveo una mezcla deliciosa para mis ojos.
La boca prohibida,
la sensualidad y la insolencia
abandonadas a la indolencia más dulce en ese cambio sutil de una letra.
Últimamente todos los caminos me llevan a una historia. Para hacer sitio en una estantería, pensé en regalarla en VHS. Y a partir de ahí una serie de hechos inconexos: así, sin saber nada, me la recomienda el insólito pezhammer, me lo nombran varias y distintas personas. ¿Cómo se llamaba el grupúsculo que formó Simon LeBon para un sólo disco? Decido coger el libro (no me vendrá mal para leer algo en inglés). Primera parte: Et in Arcadia Ego. Página 47: [...] by his own account he had practised black art in Cefalù [...]. Y ahí empiezan a perseguirme ojos líquidos en mis sueños. Todo se entrelaza de tal manera que no puede sino ser casual.
Y no quisiera dejar de colgar dos fotos fetiche. Dos de mis amores platónicos... ¿qué más podría pedir?
Que me hagan hueco, por supuesto.
Definitivamente, tengo que volver a ver Velvet Goldmine. Y esta vez no va a ser ni por conocer la vida de David Bowie e Iggy Pop ni por el desnudo de Ewan McGregor.