viernes, noviembre 04, 2005

Escándalo público



Hay veces que los sentimientos salen a borbotones y no puedes contenerlos. Por eso esta mañana me he dejado llevar y no he podido evitar gritarle ¡guapo! ¡guapo! ¡guapo! para a continuación abrazarlo y llenar de besos su piel suave y familiar.

El problema ha sido cuando los señores de al lado se me han quedado mirando: él con la boca abierta, ella con el morro torcido en un gesto de franca desaprobación.

Mientras me subía la sangre a la cabeza y me ponía del color de un extintor, he conseguido musitar, con el poco aire que me salía de los pulmones: essssh que a megustaconducir. Y seguidamente he soltado el volante, he subido la ventanilla, he metido primera, he vuelto a agarrar el volante intentando secarle las babas y he salido poco menos que picando ruedas.

[Matádme, pero siento un puntito de agradecimiento en el fondo de mi corazón hacia los señores huelguistas (puntito que ayer en Atocha no sentía ni de coña) que me han obligado a coger el coche. Y es que eso de ahorrar, y leer en el tren, y evitar los atascos y todo el rollo está muy bien pero QUÉ NARICES ¡¡si a mí me encanta conducir!!]