martes, noviembre 01, 2005

Jareth, olvídate de la tonta esa y llévame a mí porfaporfaporfa.


Just fear me, love me, do as I say and I will be your slave...

¿Y qué hace la tonta la Connelly? Pues nada, se empeña en rescatar al meón. No lo entendí y he seguido sin entenderlo hasta que no han pasado años. Los niños somos así de egoístas.

El Rey de los Goblin, Jareth, con un ojo de cada color, que vive en un país mágico, en un palacio encantado, que es la sensualidad hecha carne... le ofrece vivir con él, amarla y ser su esclavo. Y va la niña y dice que nanananah que el llorón. Faltaría más. Salí del cine pensando que la niña esa era tonta perdida, y enamorada hasta las trancas de David Bowie. Una pena que al volver a ver la película ahora me parezca una gallina con anemia, pero eso es lo de menos.

Lo mismo me había sucedido años antes con Mary Poppins. Mi madre me llevó a verla al cine, toda ilusionada "te va a encantar" y yo salí frustrada porque no entendía por qué esa niñera maravillosa y divertida se marchaba abandonando a los niños.

Los niños son egoístas. Sí.