sábado, noviembre 26, 2005

Humo

Coloured Smoke, de Graham Jeffery

A veces cierro los ojos y



Me sigo acordando de la perrita blanca de ese chico ibicenco que nunca me dejó ver sus ojos; de aquella valenciana a la que casi hacemos madrina de nuestra boda; de Pete Frost, el peor amante del mundo; del gigante de corazón de oro al que un accidente de moto le acabó amargando la vida; del niño profeta del huevo al que conocí un año tarde y que nunca me conoció; de Matty, a cuya novia shopaholic acabó abandonando; de la loca que se dedicó a perseguirme para que la gente dejara de hablarme; del niñato que decía ser policía y que tantas noches buenas y malas me hizo pasar; de la amiga que creí haber encontrado y que me dejó con mi bolso de piel marrón y mis zapatitos de tacón; del madrileño de cuya chaqueta azul marino con botones dorados me estuve riendo durante días; de esa que se metió en mi vida y casi se la lleva; de las lágrimas de risa; del corazón encogido; del maestro que quiso enseñarme los secretos de un tabú y que me regaló una tarde de sexo y jirones desatrosa; de las mentiras; de las hipérboles...

Presiento que se acerca otra despedida.

Saco el pañuelito blanco y digo adiós.. adiós... hasta luego...