domingo, septiembre 04, 2005

Los Odios II

Parte I: la evolución del pensamiento: Maniqueísmo vs. Realidad

Es curioso cómo con la edad va cambiando nuestro punto de vista de las cosas. Normalmente hay una evolución del pensamiento y del entendimiento. Normalmente. Porque aún más curioso me parece tener una visión o moverte en un marco conceptual y descartarlos para volver a ellos pasados los años.

Me refiero, en concreto, a la visión maniquea de las personas. Recuerdo que cierto profesor de literatura nos avisaba contra los malos relatos y novelas en los que los buenos eran muy buenos (a la par que guapos, listos, afortunados y, en muchos casos, rubios con ojos azules) y los malos muy malos (además de sucios, morenos de piel y de pelo, con cicatrices, tontos, torpes, etc).



[Otro caso aparte es el manifiesto y ridículo maniqueísmo de las películas americanas, donde todos los malos son hispanos o morenos, etc. (Ese Scar de El Rey León, de negra melena ¿por casualidad? Puede. Esas hienas que, en fin... no me extiendo) Bonita tendencia a generalizar sin conocimiento de causa que aquí se ve representada a bombo y platillo por esos queridísimos personajes de chacha andaluza inculta, burra como ella sola aunque con un corazón de oro. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión]

El caso es que cuando somos pequeños todo tiene una explicación muy fácil. Las cosas son blancas o negras, los buenos son buenos porque lo son, los malos son malos porque tiene mal corazón. Y ese es el misterio de la vida.



Y luego vas creciendo y vas llenando tu mente de "bueno es que..." y de "pero...", es decir, de excusas. Las cosas ya no son blancas o negras, hay matices.



Y entonces es cuando te empiezan a llover las piedras. BONK! "Bueno es que habrá sido sin querer". BONK! "Pero ha sido sin mala intención". BONK! "Bueno es que en realidad ha sufrido mucho en la vida". BONK!

Venga ya, hombre, hasta cuándo. Y vas volviendo a tus ideas infantiles. Y te das cuenta de que habrá muchos matices de grises y de que las piedras tendrán su razonamiento oculto pero ¡joder, que duelen!. Y te das cuenta de que la visión de los niños, si bien más simple que el mecanismo de un chupete, es una descripción más que ajustada a la realidad.

Y ya me he cansado de justificar a los demás. Saber sus razones no les da derecho a golpear. No señor.


Parte II: Mi propio vampiro psíquico

Tampoco tienen derecho a ir de víctimas (somos TAN tontos que nos dejamos chantajear emocionalmente en cuanto nos descuidamos). Esos que creen que el mundo está en su contra y que se defienden de fantasmas que no existen no me dan ninguna pena. Porque son desgraciados PORQUE QUIEREN, porque les compensa dar lástima y golpear con más fuerza. Porque son unos putos paranóicos que viven de amargarle la vida a los demás ya que no pueden disfrutar de NADA de lo que tienen y (dudo si conscientemente o no) no quieren que nadie disfrute tampoco. No, esa gente no me da NINGUNA pena. Y me da igual si sus razones son gris marengo o gris perla. SON MALAS PERSONAS Y TIENEN MAL CORAZÓN.



Tengo radar para este tipo de gente y no bien la he detectado salgo corriendo en dirección opuesta. No se puede luchar contra ellos. Si les haces caso, te echarán en cara sutilmente que tú sí que eres una persona con suerte, no como ellos. De modo que te sientes mal si te toca algo en un sorteo (aunque sea un puto lápiz), si el jefe te dice que has manejado bien la situación, si alguien te dice que hoy tienes buen aspecto, etc. Si tienes un detalle con otra persona, se quejarán de que a ellos nunca nadie les hace caso. Etc. Son auténticos expertos en deformar la realidad para aparecer siempre como carneros degollados.

Pero lo peor... Lo peor es tener que aguantarlos por imposición sin poder huir y que el resto del universo se deje engañar. Y si les contestas como se merecen, todos te mirarán como si fueras un monstruo y alimentarás su desgracia, haciendo que sus ojitos se agranden por la pena.

Postdata muy personal: Definitivamente, en cuanto tenga la oportunidad, dejo este puñetero trabajo que me está amargando la vida.