domingo, mayo 22, 2005

Náufragos o Bloguea, que algo queda.


A mí, sin apenas vida propia inteligente (fragmentada entre la esclavitud del trabajo y distintas obligaciones estúpidas a las que no consigo sustraerme) no deja de asombrarme la cantidad de tiempo libre que deben de tener algunas personas en comparación con otras. [suspiro] En muchos casos esto es francamente envidiable pero ¿en otros? Cualquier paseo por el mar de bitácoras al azar da resultados, cuanto menos, sorprendentes. Iluminados que se empeñan en intentar convencernos con su verborrea llena de babas, enfebrecidos por la tinta, vendedores de baratijas, personas muy tristes, seres rebosantes de luz, flipaos, genios generosos, mandarinas de puntillas, ahogados boqueando en la oscuridad, artistas de circo, niños perdidos, narcisos con pretensiones artísticas, cursis hasta la nausea, niñatos al borde [uiiiish, casi] de la inteligencia, creadores de arcoiris que se quedaron a medias, grandes mimones, recicladores de basura y pequeños tesoros, entusiastas crónicos, plomazos-insufribles-voy-a contaros-lo-apasionanete-que-es-mi-vida: "hoy me he cortado las uñas de los pies y voy a narrároslo con todo detalle porque el mundo no puede pasar sin eso, empecemos por el meñique... "
[Ruego se me incluya en cualquiera o en todos los apartados anteriores, salvo en los de genio, creador de arcoiris y niñato, para este último se me pasó el arroz. Se admiten aportaciones espontáneas de los millones de lectores que siguen con avidez estas páginas]

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Ni por asomo podría, aunque quisiera, escribir a diario. Y mira que es terapéutico... Me ha costado una estancia completa con todos los gastos pagados en el pozo de mis infiernos particulares parir esta miseria de blog. Pero hay que volver a la luz y pagar la hipoteca. Qué poco poético, qué cierto. Pobrecito mi blog, que se queda desamparado sin un mal codazo que llevarse a la boca.